16 nov 2010

LA PERFECCION Y LO PERFECTIBLE



Tantas veces me pregunté "¿que es la perfección?" y ¿quien no?. De ver gente arruinarse por esta palabrita, de ver gente enfermarse, frustrarse, envidiar. 
Harta ya de buscar respuestas sin sentido real me dí una que me descargó de la presión que inflinge semejante vocablo: es una palabra mas de nuestro diccionario,
una palabra inventada por algún ser humano que tal vez quiso significar a lo mejor de lo mejor, sin nunca especificar qué es lo mejor. Que tal vez tuviere otra connotación pero como algo real y concreto no existe.

Tal vez creada por alguien que deseaba ser superior a otros.

O tal vez quien quisiera poner una distancia abismal entre el Universo, Dios y nosotros, ya que al creer que El es Perfecto y nosotros somos seres cargados de errores y defectos, nunca vamos a llegar hasta El o al Dios que cada uno considere válido y esto nos hace llevar, consciente o inconscientemente, una mochila muy pesada con creencias, valores, instrucciones de querer llegar a mas, de querer ser perfectibles al menos, ya que perfectos ¡no!

Hay tantas "perfecciones" y todo o nada puede ser tan "perfectible" como seres humanos haya en el Planeta.

Mal empleada por manipuladores  malvados que  abundan desde todos los tiempos  puede ser una palabra muy dañina: la "perfección" en los modelos de vida que no pueden alcanzarse, llevan a miles de personas a la bulimia y a la anorexia, por ejemplo. Empujan al fracaso, a la frustración, a la tristeza, a veces al suicidio.
Yo entendí que esta palabra no existe más que en el diccionario, que la Vida es mejorable y no perfectible. Y me sentí libre, de vivir como mejor pueda hacerlo.

Somos seres humanos erróneos, positivos y negativos, buenos y malos, oscuros y transparentes,  llenos de detalles corregibles y por ende lo perfecto no nos es real, es totalmente virtual.

Los invito a borrar esta palabra de sus mentes, de sus vocabularios, de sus vidas.  

Los invito a incorporar la palabra “mejorable” porque esto si lo podemos lograr. Siempre. Un poquito cada día.

Al dejar de perseguir este fantasma de la “perfección” y lo “perfectible”  inmediatamente van a sentir la paz de aceptarse como realmente son y ser plenos, positivos, creativos ¡¡¡FELICES!!!