En vez de esconderte y pedir perdón a una estatua o una imagen de un santito en una Iglesia por lo malo que le hiciste a tu prójimo, como si aquellos fueran a intermediar, sé valiente, tomá las riendas de tu vida y pedíle perdón directamente a la persona que afectaste.
Eso es ser un Ser Humano de bien.
Y si no recibís una buena respuesta porque el otro está demasiado dolido, admitila, tolerala. Puede que no te acepten las disculpas, pero hiciste lo correcto.
Cada uno de nosotros tiene que recobrar la dosis perdida de valentia, honor, bondad y dejar a un costado la maldad, la envidia, el odio, el rencor,etc, que nos destruye el Espíritu y nos vuelve infelices, seres pobres de Alma.
SEAN FELICES
ANA DE SANTIS