Un proyecto no tiene porque ser inalcanzable; de hecho las metas así son las que nos frustran y nos llenan de tristeza, a veces, hasta la depresión. Suele ocurrir que nos proponemos objetivos y hasta plazos de tiempo para alcanzarlos, imposibles de lograr, para sentirnos con la adrenalina de que puede llegar a darse pero cuando nos percatamos que se van diluyendo en el tiempo y vemos que no logramos el propósito, nos derrumbamos anímicamente y la culpa no es del proyecto en si, si no de nosotros mismos que no supimos adecuarlo a nuestra realidad social, cultural, familiar, económica.
Pero inevitablemente necesitamos proyectos para vivir mentalmente sanos, espiritualmente plenos.
Ir diagramando de a poco las vacaciones en familia, o el arreglo de la casa, o cambios en el trabajo para estar mejor, son proyectos comunes, tal vez pequeños para algunos, pero que nos mantienen despierto el cerebro y vivo el Alma.
Si no mantenemos estas mínimas metas en carrera, ¿como se vive? El día a día aburre el Alma, aletarga el corazón y la mente. Eso de volver del trabajo y no tener otra cosa en que pensar que nos mejore el humor, porque las tareas del hogar, los hijos son la cotidianidad que siempre será más o menos igual y no encajan en la categoría de "metas", nos termina perturbando mental y físicamente.
Leer un libro que hemos postergado o cambiar de auto, no importa el tamaño del proyecto, lo que importa es que nos resulte alcanzable, en un mediano plazo, y que estemos plenamente convencidos que en el caso de no lograrlo lo cambiemos por otro sin desilusionarnos.
Leer un libro postergado es una meta alcanzable fácilmente pero cambiar el auto requerirá, tal vez, de otros factores como el económico que a veces se frustran y tenemos que mantener una clara conciencia de esta situación.
Entonces, cambiar el auto resultará una meta que requiera mas elaboración, preparación, más tiempo de espera hasta su concreción pero si no nos aclaramos muy bien, a nosotros mismos, que puede no darse, este simple proyecto se tornará tortuoso y hasta deprimente.
Se pueden barajar uno o varios proyectos a la vez. Desde ya que que cada uno evaluará su situación, porque en esto está el secreto: tener bien clara nuestra realidad y no vivir produciendo "castillos en el aire".
Debemos mantener vivo el Espíritu con proyectos, planes, metas de vida.
Es un sano ejercicio que nos regocijará el Alma, nos nutrirá la mente y el Espíritu y nos llevará también a lograr una mejor comunicación con el prójimo.
Nos es la salvación de la Vida, pero una Vida sin proyectos ni sueños, es como hibernar, como aletargarse.
SEAN FELICES
ANA DE SANTIS