11 dic 2010

Y ¿QUE ES "SER FELIZ"?

Todos deseamos la felicidad y ser felices: "Se feliz", ¡Feliz cumple!, "Felicidades".... pero ¿qué es ser feliz?
Es una palabra muy expresada, a veces sin ganas, a veces deseada realmente y otras veces dicha por decir. 
Ser feliz es básicamente estar en paz, conformidad, tranquilidad consigo mismo, con la realidad y con lo que somos. 

Es una actitud de Vida y para la Vida que nos viene desde adentro, que brota por nuestros poros y sale con cada exhalación. 
Tornar positivos nuestros pensamientos, nos genera una actitud más placentera, relajada, nos libera la mente, nos abre el Espíritu a sensaciones saludables y nos permite ver la realidad de otro modo: aceptar lo que nos toca, tolerar aquello que no podemos cambiar, perdonar y ¡amar!.
Vivir hoy, absorbiendo lo mejor que nos pueda dar este día y descartando de mi todo aquello negativo que siempre va estar presente pero está en mí tomarlo o dejarlo.
Proponerme metas realizables con la realidad que me toca vivir. No metas imposibles que nos llenen de tristeza, frustración o fracaso. Y darle a cada una el tiempo necesario, con paciencia, para que crezca, madure y se haga realidad. Y si no se cumple, este estadio de felicidad interna nos encontrará  mucho mejor preparados para soportar la carga de angustia generada que debe ser pasajera  pero que nos servirá de experiencia para originar nuevas metas  manteniendo nuestra mente activa en positivo y nuestro Espíritu cargado de Energía Positiva.
Mantener vínculos positivos, que nos produzcan placer y apartar aquellos que nos hagan daño, nos empobrezcan como Seres. Preservar aquellas relaciones que nos embellezcan el Alma. Somos capaces, cada uno, de detectarlas, cuidarlas y preservarlas.
La felicidad es un don divino que el Universo nos regaló al nacer y que cada uno de nosotros destruye o construye permanentemente con las herramientas que la Vida le va dando:  las enseñanzas de los padres, la sabiduría que trae nuestro Espíritu de otras Vidas,  las experiencias propias y hasta con las ajenas.
Es un trabajo diario mantenerla en pie, florecida, activa y muchas veces decae porque nuestro riego se empobrece. Pero no es algo que podamos dejar de atender nunca.
Requiere un poco de cuidado diario muy simple, porque quienes embrollamos en vano la felicidad somos nosotros mismos retorciéndonos en la realidad que nos toca.
Si la cuidamos y la cultivamos desde nuestro Espíritu y nuestra mente positiva seremos verdaderamente felices: encontraremos ese estado de regocijo, dicha, satisfacción internos cuando nos sabemos y sentimos vivos.


SEAN FELICES


Ana De Santis